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viernes, 25 de agosto de 2017

A vueltas con la heterodoxia y el olvido


Hace unos días publicábamos en este blog la entrada "Heterodoxo y olvidado", hablando de Maruja Mallo y de José Antonio Arribas a propósito del libro del mismo título –pero en plural- de Adolfo Yánez, y de cómo en Arévalo solo figuran en las listas de personajes ilustres aquellos –pues en su mayoría son hombres- que “salen en los libros”. Los/as que suponemos hacen listas para intentar apear de la historia a quien ya ha entrado en ella, en lugar de tejer redes y sacar a la luz relaciones, quizá emplean demasiado tiempo en conocer y difundir los pecadillos de los demás, e incluso participar en ellos (según cuentan los mismos), para decidir quién es ilustre y quién no, y no lo tienen para ver quién sale realmente en los libros.


Paradojas de la vida, esta mañana hemos entrado en la biblioteca pública de Zamora y nos ha asaltado, desde una de las preferentemente situadas estanterías de libros destacados, la biografía "Maruja Mallo: la gran transgresora del 27", de José Luis Ferris (ed. Temas de Hoy, Madrid, 2004). Hay quien sale en los libros y hay a quien se los dedican por completo. A José Antonio Arribas también le han dedicado libros, uno de ellos escrito por otro heterodoxo y, al menos en Arévalo, olvidado (e incluso vilipendiado): el arquitecto e historiador Luís Cervera Vera ("José Antonio Arribas" -Edición bilingüe-, Ed. Fernán-Gómez, Madrid, 1987. Col. Arte Español Contemporáneo nº37). Cervera, más paradojas de la vida, falleció tal día como hoy hace 19 años. No sé si su delito fue ser amigo de Arribas o proclamarlo.



Recuerdo uno de esos gloriosos días en los que la familia al completo salimos del pueblo para viajar a Madrid. Allí, tras realizar unas compras, fuimos a visitar a Cervera a su estudio, y tal era la confianza de los amigos que mi hermano y yo recorrimos su estudio jugando, probando los walkie-talkies recién comprados, mientras Luís y la adorable Conchita, su secretaria, atendían a mis padres. En fin, el caso es que el 25 de agosto de 1998 desapareció “la figura de mayor relieve”* que estudió la arquitectura abulense, autor de, entre otros, "Arévalo (Ávila) Desarrollo urbano y monumental hasta mediados del siglo XVI" (ed. Alpuerto, Madrid, 1992) e "Iglesia de Palacios de Goda (Ávila)" (ed. Ayuntamiento de Palacios de Goda, 1984). Tenemos la suerte de conservar un ejemplar del primero dedicado de puño y letra del autor al "magnifico artista y entrañable amigo José Antonio Arribas", en el segundo figura impreso en todos los ejemplares: "A José Antonio Arribas, recio castellano, sensible pintor y grato amigo".

* Armando Ríos Almarza: “Rigor documental y analista minucioso” en Diario de Ávila, 29 de agosto de 1998, p. 9.

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